Actividad 3 Prácticas del Lenguaje
ACTIVIDAD N° 3
- Ya escuchaste este cuento
narrado por Beatriz Montero para un trabajo del área de Ciencias Sociales.
Ahora, leelo con atención:
Que
un elefante ocupa mucho espacio lo sabemos todos. Pero que Víctor, un elefante
de circo, se decidió una vez a pensar "en elefante", esto es, a tener
una idea tan enorme como su cuerpo... ah... eso algunos no lo saben, y por eso
se los cuento: Verano. Los domadores dormían en sus carromatos, alineados a un
costado de la gran carpa. Los animales velaban desconcertados. No era para
menos: cinco minutos antes el loro había volado de jaula en jaula
comunicándoles la inquietante noticia. El elefante había declarado huelga
general y proponía que ninguno actuara en la función del día siguiente.
- ¿Te has vuelto loco, Víctor? - le preguntó el
león, asomando el hocico por entre los barrotes de su jaula. - ¿Cómo te atreves
a ordenar algo semejante sin haberme consultado? ¡El rey de los animales soy
yo!
La risita del elefante se desparramó como papel
picado en la oscuridad de la noche:
- Ja. El rey de los animales es el hombre,
compañero. Y sobre todo aquí, tan lejos de nuestras selvas...
- ¿De qué te quejas, Víctor? - interrumpió un
osito, gritando desde su encierro - ¿No son acaso los hombres los que nos dan
techo y comida?
- Tú has
nacido bajo la lona del circo... - le contestó Víctor dulcemente. - La esposa
del criador te crió con mamadera... Solamente conoces el país de los hombres y
no puedes entender, aún, la alegría de la libertad...
- ¿Se
puede saber para qué hacemos huelga? - gruñó la foca, coleteando nerviosa de
aquí para allá.
- ¡Al
fin una buena pregunta! - exclamó Víctor, entusiasmado, y ahí nomás les explicó
a sus compañeros que ellos eran presos... que trabajaban para que el dueño del
circo se llenara los bolsillos de dinero... que eran obligados a ejecutar
ridículas pruebas para divertir a la gente... que se los forzaba a imitar a los
hombres... que no debían soportar más humillaciones y que patatín y que
patatán. (Y que patatín fue el consejo de hacer entender a los hombres que los
animales querían volver a ser libres... Y que patatán fue la orden de huelga
general...)
- Bah...
Pamplinas... - se burló el león - ¿Cómo piensas comunicarte con los hombres?
¿Acaso alguno de nosotros habla su idioma?
Sí -
aseguró Víctor. - El loro será nuestro intérprete. - Y enroscando la trompa en
los barrotes de su jaula, los dobló sin dificultad y salió afuera.
Enseguida, abrió una tras otra las jaulas de
sus compañeros. Al rato, todos retozaban en los carromatos. ¡Hasta el león!
Los
primeros rayos de sol picaban como abejas zumbadoras sobre las pieles de los
animales cuando el dueño del circo se desperezó ante la ventana de su casa
rodante. El calor parecía cortar el aire en infinidad de líneas anaranjadas...
(los animales nunca supieron si fue por eso que el dueño del circo pidió
socorro y después se desmayó, apenas pisó el césped...)
De inmediato, los domadores aparecieron en su
auxilio:
- ¡Los animales están sueltos! - gritaron a
coro, antes de correr en busca de sus látigos.
- ¡Pues ahora los usarán para espantarnos las
moscas! - les comunicó el loro no bien los domadores los rodearon, dispuestos a
encerrarlos nuevamente.
- ¡Ya no
vamos a trabajar en el circo! ¡Huelga general, decretada por nuestro delegado,
el elefante!
- ¿Qué
disparate es este? ¡A las jaulas!
Y los
látigos silbadores ondularon amenazadoramente.
- ¡Ustedes
a las jaulas! - gruñeron los orangutanes. Y allí mismo se lanzaron sobre ellos
y los encerraron.
Pataleando furioso, el dueño del circo fue el
que más resistencia opuso. Por fin, también él miraba correr el tiempo detrás
de los barrotes.
La gente que esa tarde se aglomeró delante de
las boleterías, las encontró cerradas por grandes carteles que anunciaban:
CIRCO TOMADO POR LOS TRABAJADORES. HUELGA GENERAL DE ANIMALES.
Entretanto,
Víctor y sus compañeros trataban de adiestrar a los hombres: - ¡Caminen en
cuatro patas y luego salten a través de estos aros de fuego! ¡Mantengan el
equilibrio apoyados sobre sus cabezas!
¡No usen
las manos para comer! ¡Rebuznen! ¡Maúllen! ¡Ladren! ¡Rujan!
¡BASTA,
POR FAVOR, BASTA! - gimió el dueño del circo al concluir su vuelta número
doscientos alrededor de la carpa, caminando sobre las manos. - ¡Nos damos por
vencidos! ¿Qué quieren?
El loro
carraspeó, tosió, tomó unos sorbitos de agua y pronunció entonces el discurso
que le había enseñado el elefante:
- Con que esto no, y eso tampoco, y aquello
nunca más, y no es justo, y que patatín y que patatán... porque... o nos envían
de regreso a nuestras selvas... o inauguramos el primer circo de hombres
animalizados, para diversión de todos los gatos y perros del vecindario. He dicho.
Las cámaras de televisión transmitieron un
espectáculo insólito aquel fin de semana: en el aeropuerto, cada uno portando
su correspondiente pasaje en los dientes (o sujeto en el pico en el caso del
loro), todos los animales se ubicaron en orden frente a la puerta de embarque
con destino al África.
Claro que el dueño del circo tuvo que contratar
dos aviones: en uno viajaron los tigres, el león, los orangutanes, la foca, el
osito y el loro. El otro fue totalmente utilizado por Víctor... porque todos sabemos
que un elefante ocupa mucho, mucho espacio...
Elsa
Bornemann
1) Respondé:
a- ¿Por
qué Víctor les propuso a los demás animales hacer una huelga?
b- ¿Quién
fue el vocero de los animales?
c- ¿Qué
ocurrió con el dueño del circo y los domadores?
d- ¿Cuál
era el reclamo de los animales?
e- ¿Cómo
termina la historia? Ese final, ¿explica el título del cuento?
2) Este
es el último párrafo del cuento:
“Claro que el dueño del circo tuvo que contratar dos aviones: en uno
viajaron los tigres, el león, los orangutanes, la foca, el osito y el loro. El
otro fue totalmente utilizado por Víctor... porque todos sabemos que un
elefante ocupa mucho, mucho espacio...”
a- ¿Cuántas
oraciones tiene?
b- ¿Qué
signo se utiliza para enumerar a los animales del primer avión?
c- ¿El
texto termina con un punto final?
Comentarios
Publicar un comentario