ACTIVIDAD 18 Prácticas del lenguaje: M.L. Dedé
ACTIVIDAD
Nº 18
¿Quién
es?
- Leé esta biografía de María Laura Dedé, la autora del cuento “Pollito”:
Nací
chiquita con un nombre largo: María Laura Díaz Domínguez. Y,
aunque me pesaba bastante, traté siempre de volar.
Al
principio volé gateando, después corriendo y saltando. También
probé tirándome de la cama de arriba con unas alas de papel de
diario que me fabricó mi mamá.
Más
tarde me di cuenta de que otra forma de volar era leyendo o
escribiendo. Así, a los diez, publiqué mi primer poema en el
suplemento de chicos del diario La Nación.
Entre
los nueve y los doce escribí en una máquina de escribir durísima.
De mi novela “El hada Vanesa y el viento”, conservo todavía
algunos capítulos.
En
esa época, como ansiaba tanto ser escritora, tachaba los nombres
de
los autores de las tapas de los libros y, a cambio, ponía el mío.
los autores de las tapas de los libros y, a cambio, ponía el mío.
Más
de grande seguí escribiendo a mano. Secretos, la mayoría. Escribía
sobre mi familia, la escuela, mis amigos, el amor… Estos son
algunos de los diarios que conservo:
Cuando
terminé el secundario no me decidía entre escribir o dibujar, que
era algo que también me gustaba mucho, entonces pensé que Diseño
Gráfico era la combinación perfecta. Me recibí en la UBA, con
mención de honor. El diploma me lo entregó mi papá, que también
es diseñador.
Los
años siguientes trabajé como diseñadora gráfica bastante, mucho,
un montón… También me casé y tuve dos hijas hermosas. Vivimos un
tiempo en España.
Pero
un día, a pesar de que mi vida era linda, me di cuenta de que no
estaba volando como había soñado de chica. Entonces hice más
liviano mi nombre (“Díaz Domínguez” se convirtió en “Dedé”)
y volví a probar con la pluma. Y bueno, aquí estoy. A veces volando
alto, a veces volando bajo… eso sí: siempre con algún pajarito en
la cabeza.
*********
*********
Salí
al mundo descascarada, descorazada, blandita. Como todos, bah.
Absolutamente vulnerable. Cuando quise volar, mi mamá me fabricó
alas de papel de diario, pero el abismo se me hizo grande y ahí
quedé, en el living, dele pone y quita la púa en el disco de
Canciones para mí y los Cuentopos de Gulubú, que ya me sabía de
memoria. De una Walsh que atravesó esa infancia pasé al otro, a
Rodolfo, y fueron años de hacer la revolución o por lo menos la
nuestra. Comisión de Acción Social del Centro de Estudiantes, apoyo
escolar en el ex Patronato de la Infancia y alfabetización en Rafael
Calzada. “Ser buena en lo mío para llegar a más gente”, pensaba
después, y entré en la FADU. Cinco años más tarde fui diseñadora
gráfica y trabajé muchos más. Pero siempre había querido volar y
todavía caminaba. Volar con pluma, quería. Pluma y letras, letras
de chicos. Así llegaron nuevas lecturas, ya no solo de Walsh sino
también de Wolf, Montes, Andruetto, Colasanti, Ramos, Elvira Lindo,
Schujer, Dahl y tantos otros. Seguí diseñando un poco por las
dudas, pero mi corazón sabía lo que quería. Hablo de 2003. Ese año
publiqué mi primer libro –uno con stickers– y empecé a formarme
al mismo tiempo. Fui años a talleres literarios, cursos y
seminarios. Y empecé a escribir, siempre con un papel y una birome a
la mano. A seguir publicando mi mejor letra. Y a narrar, después,
esas historias. Me gusta estar cara a cara con los chicos, que me
abracen y abrazarlos. Reírnos juntos. A mí me hace muy bien, y creo
que a ellos también los nutre. Así, cuando llegue mi hora, iré
nuevamente a esa nube de quizás nada, como antes de haber salido al
mundo. Tan blanda y descascarada como al principio, pero sabiendo que
siempre di todo de mí, desde mi arte y mis valores, para dejar
alguna que otra huella en alguna que otra infancia, solamente para
hacerla, por un momento, un poquito más feliz.
- ¿Quién escribió esta biografía?
- La autora dice que siempre trató de “volar”. ¿A qué se refiere?
- Hacé una lista sobre cosas que hayas conocido sobre la vida de María Laura Dedé.
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